Galardonados

Si nos acercáramos a Mark Kroll, el inventor de dispositivos médicos más prolífico del mundo, y le preguntáramos si una idea para algo nuevo está bailando en su cerebro en este mismo momento, probablemente nos diría: "No necesariamente".

"Ya no soy como antes en ese sentido", dice. "Pero cuando estaba en mi mejor momento no había muchas veces en las que no estuviera pensando en cómo crear algo nuevo, o cómo mejorar algo que ya existiera".

Qué primor. No es posible enumerar aquí todos los inventos y patentes de Kroll, ya que tiene en su haber más de 290 patentes concedidas o pendientes de concesión. Es el mayor titular de patentes de Minnesota en todas las categorías y, como ya se ha dicho, el inventor de dispositivos médicos número 1 del mundo.

"Estaba en noveno curso cuando leí sobre el primer trasplante de corazón", recuerda Kroll, que técnicamente está "jubilado" pero forma parte de consejos de administración y asesora a varias empresas. "En ese momento decidí que quería crear piezas de repuesto para el cuerpo que ayudaran a mantener viva a la gente, quizá para siempre".

Uno de sus logros más conocidos fue averiguar cómo reducir el tamaño del desfibrilador cardioversor implantable (DCI), que devuelve el ritmo a un corazón que late irregularmente. Los cirujanos no se atrevían a colocarlo por su volumen, pero Kroll lo redujo al tamaño de un cronómetro y contribuyó a crear un mercado de 5.000 millones de dólares para este dispositivo.

Curiosamente, aunque la carrera de Kroll se ha basado en la tecnología, destaca a Glen Skoy, antiguo profesor de inglés de MHS, como uno de los principales responsables de su éxito. "Me daba miedo escribir, pero el Sr. Skoy me lo explicó todo y me enseñó a organizar mis escritos", dice. "Tenía una forma de explicarlo que se me quedó grabada a lo largo de los años".

Sin duda lo hizo, ya que Kroll ha sido coeditor de cuatro libros, ha escrito decenas y decenas de artículos académicos y ha explicado detalladamente sus inventos en cientos de solicitudes de patentes.

¿En qué trabaja actualmente? En muchas cosas, pero la que más le interesa es PetChatz, un dispositivo que permite a los dueños de mascotas que están fuera de casa comunicarse con ellas e incluso darles un capricho. Trabaja en el proyecto con su hijo Braden y su socia, Lisa Lavin.

"He llegado a la conclusión de que el cuerpo humano es demasiado complicado para que las piezas de recambio lo mantengan vivo eternamente", dice con una sonrisa. "Así que me centro más en cuestiones de calidad de vida. Y como creo que las mascotas aumentan nuestra calidad de vida, creo que un dispositivo que permita a la gente controlar a sus mascotas es sin duda una empresa que merece la pena."