Galardonados

Lloyd Law influyó en muchas vidas durante su estancia en el distrito. Uno de sus antiguos alumnos escribió un ensayo sobre él años más tarde. El estudiante llegó a casa de la escuela un día y fue interrogado por su madre en cuanto a cómo llegó a la posesión de una carpeta de la tienda de la escuela. Se reunieron con Lloyd (el director Law) para devolvérsela. El alumno escribió que "se sentía tan bien hacer algo bien después de haber hecho algo mal". Explicó que Lloyd le estrechó la mano y le felicitó por su carácter moral y por la fuerza que necesitó para dar el paso. Son las pequeñas cosas como esa, que Lloyd hacía a diario, las que significan tanto y tienen un impacto tan duradero en los estudiantes y las familias a las que servía.

Al salir de la universidad, Lloyd consiguió un buen trabajo en UNIVAC. Era una empresa de renombre y le iba bien. Pero le faltaba algo. Su amigo, que era profesor, le animó a volver a la escuela y sacarse el título de maestro. "Cuando le dije a mi madre que iba a ser profesor, se echó a llorar, y no de alegría", se ríe Lloyd. "Pero al final recapacitó", añade.

Lloyd comenzó su segunda carrera en 1970 como profesor en St. Paul y se incorporó al distrito de Minnetonka en 1980, donde fue director en Excelsior, Minnewashta y Groveland.

"Trabajar en educación ha sido una de las mejores decisiones que he tomado", afirma Lloyd, que rápidamente añade: "aparte de casarme con mi mujer".

Mimi, la mujer de Lloyd, nos cuenta cómo es estar casada con él. "Allá donde vamos, es una celebridad. Estábamos en una fiesta en Hazellewood y la camarera se acercó y le dijo efusivamente: 'Le quiero, Sr. Law, ¿cómo está?". Mimi se rió. "Menos mal que no soy del tipo celoso. Después fue el chico del autobús: 'Me alegro de verle, Sr. Law'".

"Incluso vemos familias cuando viajamos", cuenta Lloyd. "Una vez estábamos en Seattle, en la Space Needle, y nos encontramos con los padres de un antiguo alumno. Fue genial".

A otras personas que estén pensando en dedicarse a la educación, Lloyd les dice: "Ámalo. Te tiene que encantar. Es una de las cosas más gratificantes que se pueden hacer. Es una vida desafiante pero maravillosa".

Ser incluido en el Salón de la Fama del Profesorado es "absolutamente fantástico", sonrió Lloyd. "No puedo estar más orgulloso de mi paso por Minnetonka".

Lloyd se jubiló en 2003, pero aún conserva su licencia y trabaja activamente como sustituto en el distrito. Un invierno, en enero, ¡incluso voló desde Florida para una oportunidad de suplencia de dos semanas! A Lloyd también le gusta trabajar como voluntario en el Servicio de Parques Nacionales en el Great River Journey, llevando a alumnos de cuarto y quinto curso en los barcos fluviales por el río Mississippi y ayudando a los guardas del parque con sus estaciones de aprendizaje.