Entrevistar a Harold Melby es bastante fácil, sobre todo cuando el tema tiene que ver con uno de sus lugares favoritos: La escuela Groveland.
Cuando se le pide que hable de su etapa como profesor y director en Groveland, Melby puede hablar con entusiasmo y casi sin parar.
Comienza describiendo cómo llegó a la escuela Groveland K-8 recién llegado de servir en Okinawa en el Cuerpo Aéreo Naval al final de la Segunda Guerra Mundial.
"Cuando me dirigía a Groveland, la zona estaba formada principalmente por granjas", recuerda, y añade que el ganado pastaba en un campo adyacente a la escuela.
Melby continúa señalando que en un momento dado, al principio de su carrera docente, decidió dejar la profesión y dedicarse a vender seguros. Eso no duró mucho.
"Todo lo que hizo fue darme cuenta de lo mucho que quería volver a las aulas, y preferiblemente a Groveland". Volvió a Groveland -después de que se fusionara con el distrito escolar de Minnetonka- y se convirtió en director en 1953.
A lo largo de los años, fue testigo del derribo del antiguo edificio escolar de Groveland, de la construcción de una nueva instalación y del rápido crecimiento del alumnado. "Fue una época emocionante", dice. "Hubo muchos años en los que tanto yo como el director de educación primaria y los demás directores del distrito íbamos a las universidades públicas en invierno para contratar a nuevos profesores. Pensábamos que si íbamos antes, nos llevábamos lo mejor de lo mejor".
"Además, las escuelas de Minnetonka eran, y siempre han sido, consideradas uno de los mejores lugares para enseñar". Continúa diciendo que un buen grupo de alumnos, padres y profesores componen la escuela, que siempre ha sido un punto central de la comunidad de Groveland.
Como director, Melby dice que su filosofía era apoyar a los profesores en todo lo que pudiera, dándoles las herramientas, los recursos y el apoyo necesarios para ser lo más eficaces posible.
En un libro sobre la historia de la escuela titulado "Celebrate Groveland, 150 Years of Learning" ("Celebre Groveland, 150 años de aprendizaje"), numerosos profesores destacaron lo buen director y persona con la que se trabajaba y para la que se trabajaba. "El Sr. Harold Melby, el director, gozaba del respeto de padres, alumnos, profesores y personal", escribió Gloria Soderholm Frederickson, profesora de Groveland de 1956 a 1984.
Melby concluye su relato contando lo emocionados que se sintieron él y su mujer, Bee, cuando, en su fiesta de jubilación, la comunidad escolar les sorprendió con entradas para Noruega. "Fue una sorpresa, pero también demostró lo mucho que todos se preocupan por su escuela", dice.