Tras jugar al baloncesto y graduarse en el Carleton College, Lynn Krafve llegó al instituto de Minnetonka como nuevo profesor de matemáticas en otoño de 1958, deseoso de hacer lo posible para que el instituto fuera un lugar mejor.
Por eso, cuando el director deportivo de la escuela le pidió que entrenara al equipo masculino de campo a través, aceptó encantado.
"Había estado en el equipo de atletismo en el instituto de Fairbault (Minnesota), pero no había sido corredor de fondo", recuerda Krafve. "Pero hice todo lo que pude para averiguar cómo entrenar (campo a través) lo mejor que pude, y tuvimos una buena carrera allí, con un montón de buenos corredores tanto en campo a través como en pista". Un año más tarde, también se hizo cargo del programa de atletismo.
Su equipo de campo a través ganó la sección en 1964 y quedó tercero en la competición estatal, actuación que repitió al año siguiente.
Entre los excelentes atletas que Krafve entrenó se encontraban: Marty Benson, que ganó la carrera estatal de 800 yardas en 1963 para conseguir el primer campeonato estatal individual de Minnetonka; y Bruce Johnson, que ganó la carrera estatal de una milla en 1966.
Curiosamente, Benson ganó su título estatal mientras Krafve estaba fuera de MHS durante un año, trabajando en su maestría en la Universidad de Rutgers.
"Marty me enviaba telegramas poniéndome al día de sus encuentros durante el año", dice Krafve, "incluido uno muy bueno cuando ganó el estatal de 800 yardas".
Siete años más tarde, las noticias relativas a Benson, por entonces piloto de helicópteros en Vietnam, fueron trágicas. El fuego enemigo lo había matado en febrero de 1970. "Fue un día muy triste para mí y para toda la comunidad", recuerda Krafve.
La trágica noticia se produjo durante el mandato de Krafve como entrenador del programa de baloncesto masculino de 1965 a 1980. Fue una etapa que incluyó muchos años buenos, como un subcampeonato de sección en 1972 y un par de campeonatos de conferencia, así como algunos años difíciles.
"Hubo algunos años en los que no teníamos tanto talento como otros equipos", señala.
"Pero siempre di crédito a nuestros chicos porque jugamos duro y mejoramos a medida que avanzaba el año. Siempre sentí que mi trabajo era hacer que fuera una experiencia positiva, justa y buena para los jugadores que habían subido a través de nuestro programa."
Krafve pensaba lo mismo de su papel en el aula, donde impartió diversas clases de matemáticas hasta que se jubiló, o como a él le gusta llamarlo, "se reorientó", en 1996.
Su filosofía de enseñanza incluía un toque simpático, quizá una técnica desapercibida: cada día, interactuaba con todos y cada uno de los alumnos para asegurarse de que "se sintieran parte de lo que estaba ocurriendo", señala. Además, cuando se preparaba para impartir sus lecciones, Krafve "me imaginaba a mí mismo como un alumno escuchando lo que decía" para que todos entendieran la lección.
En la actualidad, Krafve y su esposa, Jacie, profesora jubilada de Minnetonka, disfrutan de su jubilación viajando, jugando al golf y pasando todo el tiempo que pueden con sus cinco nietos, que viven con su hijo Michael (MHS '93) en Seattle y su hija Alyson ('88) en Duluth.