Un día cualquiera de 2013, William Loeber levantó la mano durante una reunión municipal con el congresista Scott Peters. En aquel momento, el gesto pareció ordinario e inesperado, pero puso en marcha un plan que cambiaría la vida de más de 500 veteranos de la zona de San Diego.
"Sucedió de una forma un tanto extraña", recuerda William. "Levanté la mano y pregunté por qué no hacíamos más para ayudar a los veteranos".
William no era veterano ni tenía parientes cercanos que lo fueran, por lo que su implicación con la comunidad no iba más allá de conocer algunas estadísticas desalentadoras sobre las dificultades de los veteranos después del servicio, que escuchó por casualidad en las noticias. "Después de todo lo que habían hecho por nuestro país, pensé que se merecían algo mejor que estar en el paro", explica William. "Me avergonzaba que no estuviéramos haciendo más para ayudar a nuestros veteranos".
Desde aquella reunión en el ayuntamiento, William se implicó a fondo en mejorar la vida de los veteranos de su comunidad. Primero fundó un programa llamado Operation Hand-Up, una clase que dirigía para ayudar a los veteranos a encontrar trabajo y hacer la transición del servicio militar al mundo empresarial. Más tarde, cuando la cámara de comercio local anunció su deseo de crear Operation Connect para militares en transición, William colaboró con ellos para convertirse en profesor y principal responsable del programa.
La clase es una sesión de un día y ocho horas que se centra en educar a los veteranos sobre el proceso de contratación en el mundo empresarial. Basándose en sus experiencias individuales en el ejército, los participantes son capaces de trasladar y aplicar sus conocimientos a empleos civiles. Más del 90% de los veteranos encuentran trabajo a los tres meses de asistir al curso. "Aprenden a convertir su experiencia militar en algo que el sector privado entienda", dice William. "A la hora de comer ya saben a qué tipo de trabajo deben aspirar y cómo encajan [con] los requisitos del puesto".
La clase también enseña a los veteranos los secretos de la creación de redes y de las relaciones con empresarios de éxito. Esto puede ayudar a los veteranos a ser reconocidos y conectados dentro del mundo empresarial, lo que les permite encontrar más fácilmente puestos de trabajo que se adapten a sus necesidades y conjunto de habilidades.
"Intento enseñar a los veteranos lo interconectado que está todo el mundo", explica William. "Es muy poco probable que conozcas a tu futuro empleador en el primer evento de networking al que asistas, pero si piensas en ello como 'oye, acabo de hacer tres conexiones', estás en el buen camino para construir tu red. Si te esfuerzas, es casi mágico; la gente que conoces conoce a otra gente que conoce a otra gente y eso lleva a oportunidades reales".
Durante los seis años que lleva trabajando con veteranos, William ha invertido más de 1.500 horas de servicio comunitario y ha obtenido varios premios por su labor. Para William, sin embargo, el voluntariado no tiene que ver con el trofeo o el reconocimiento. "Es bonito que te reconozcan por las cosas buenas que haces, pero mi filosofía siempre ha sido hacer las cosas por cómo me hacen sentir", dice. "Pienso en ello como una forma de vacunarme contra la negatividad".
Recordando su época en Minnetonka, William dice que le proporcionó una buena base para su trabajo actual. "Los alumnos de Minnetonka eran extraordinarios", dice. "Trabajaban duro, eran aplicados y amables entre ellos. Fue un gran lugar para crecer".
William anima a los estudiantes actuales a dedicar tiempo al servicio y a disfrutar de los beneficios personales que se derivan de ayudar a los demás. "El voluntariado es bueno para el alma", afirma. "Te permite hacer depósitos en tu cuenta bancaria de buenos sentimientos. Cuando personalmente pasas por días malos, tienes un saldo en esa cuenta que puede hacerte sentir mejor. Nadie puede hacerlo por ti. Tienes que hacerlo tú mismo".